Imaginemos que nuestra visión es la estructura de una lámpara y que el foco somos nosotros, si la visión no nos tuviese a nosotros, si nosotros no viviéramos la visión, la lámpara no podría cumplir su propósito. Pero nosotros somos esa luz que puesta en una estructura ungida como nuestra visión, alumbramos, llevamos a otros a vivir luz y, así, cumplimos nuestro propósito. Así que es nuestra oportunidad de encauzarnos, “enfocarnos” en nuestra visión de predicar (con palabras, con estilo de vida, con decisiones), pastorear (cuidar, dispensar bien, favores, mimos), prepararnos y animar a otros a prepararse para vivir cada día en propósito.
“Ustedes son la luz de este mundo. Una ciudad en lo alto de un cerro no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para ponerla bajo un cajón; antes bien, se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa. Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo.” Mateo 5:14-16
Como hijos individualmente tenemos una esencia brillante: enfocamos el camino de las personas, empresas, familias, barrios, para que vivan lo mejor del Padre. Con claridad podemos vivir enfocados y caminar bien. Tener un enfoque verdadero de quiénes somos y un buen enfoque de las cosas, nos da claridad para los pasos que damos día a día.
Nuestro primer paso es escuchar, aceptar, creer, reconocer, vivir que somos, la esencia que el Padre nos dijo que somos.
“Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo.” podemos leer 2° Corintios 5:17
¡Esta es la primera verdad emocionante que necesitamos aceptar! Que Cristo ha dado su vida para que cada uno de nosotros hoy viva en plenitud su herencia de bendición, la vida abundante que Él vino a dar. Entender lo que Cristo hizo, reconocer su amor, su señorío en nuestras vidas es la verdad que abre el camino a aceptar que hoy soy una nueva criatura.
Hoy entendemos que ya se pagó un precio no solo para que vivamos una realidad superior, sino para que ahora yo sea luz, también para nuestro entorno. Cristo nos facilitó el camino, la vida, y su mandato es que nosotros podamos compartir el evangelio, estas buenas noticias, que se nos ha devuelto el bienestar que habíamos perdido.
Nehemías 2:16-17 ¿A qué estaba invitando Nehemías al resto de las personas?
“Únanse a mí y reconstruyamos la muralla de Jerusalén, para que ya no seamos objeto de burla.” Nehemías estaba invitando a las personas a ser el mejor equipo, para convertirse en la gran bendición para su entorno, su pueblo. Cada uno de nosotros tiene la esencia dada por el Padre, que nos convierte en lo que nuestra familia necesita, nuestro barrio, nuestro sector laboral, etc.