Amor: el condimento de grandes líderes.

Gracias a cada persona presente en mi vida, que caminó y camina en su rol de líder; todos ustedes marcaron mi vida.

“4 El amor es grande e increíblemente paciente. El amor es gentil y siempre amable con todos. Se niega a estar celoso cuando le va bien a otra persona. El amor no se jacta de los logros de uno ni aumenta su propia importancia. 5 El amor no trafica con la vergüenza y la falta de respeto, ni busca egoístamente su propio honor. El amor no se irrita fácilmente ni se ofende rápidamente. 6 El amor celebra con alegría la honestidad y no se deleita en lo que está mal. 7 El amor es un lugar seguro de refugio, porque nunca deja de creer lo mejor para los demás. El amor nunca toma el fracaso como una derrota, porque nunca se rinde.”

1 Corintios 13:4-7, TPT

Algunas definiciones de líder son:
I. Persona que encabeza o dirige un grupo.
II. Jefe, director o conductor de un grupo social.
Es decir, un líder es alguien visible por otras personas y algunas de ellas deciden seguirlo. He aprendido que la capacidad de liderar está en todos nosotros. Durante mucho tiempo pensé que ser líder tenía que ver con cualidades como por ejemplo, ser una persona muy extrovertida, o un gran profesional formado y estudioso; creía que al menos alguien me tenía que ver y sentir admiración por mí. Pensaba que un líder había nacido así, con esa habilidad de que la gente lo siga y lo escuche. Teniendo en cuenta todo eso, consideraba que ser un líder no iba para nada conmigo. Sin embargo, lo que en realidad estaba viendo era la posición, no a la persona.

Algo cambió cuando empecé a conocer líderes, aunque al principio reafirmaba mi teoría de la necesidad de cualidades especiales para serlo. ¡Qué maravilloso el día que descubrí que estaba equivocado!

Años atrás, un ministro de jóvenes me invitó, y a dos amigos más, a cenar pizzas en su casa al terminar nuestro encuentro de amistad. Durante la conversación, me surgió preguntarle:
─ Marce, ¿cómo hace para recordar el nombre de todos los chicos que vienen al encuentro? Porque siempre hay gente nueva y somos muchos─. A lo que Marce responde:
─ Mirá, Pablo, te voy a mostrar algo─ y me muestra la palma de su mano; tenía escrito el nombre de varios de los chicos nuevos que habían asistido al encuentro ese día, y me dice─: Me cuesta mucho recordar los nombres de los chicos, pero no me permito no llamar por su nombre a alguien, esa persona es importante para mí, porque la amo.

Sin duda, fue uno de los momentos que marcaron mi vida. Se me llenó la mente de preguntas: «¿Por qué lo ama si ni lo conoce?» «¿En realidad es tan importante el nombre de una persona?» Pero también entendí algo: ese hombre que estaba frente a mí me amaba y veía lo que yo no podía ver, porque los ojos del amor ven todo de otra manera.

Después de ese día, mi concepto de «líder» empezó a tomar otra forma, no solo era el representante de un grupo, era el encargado de amarlos a todos, pero por decisión, no por posición. Entonces liderar ya no era un puesto, era una determinación de permanecer en ese amor.

Un líder ama por su determinación, no por su posición.

En ese mismo lugar conocí a otro líder, un gran amigo mío, quien también derribó otro concepto equivocado del liderazgo que tenía: «Para ser un líder, tenés que hablar y que todos te escuchen solo a vos.» ¡Qué gran mentira! Un verdadero líder hace que los demás sean escuchados. Mi amigo, en ese momento ministro del encuentro al que yo asistía, constantemente me animaba a realizar actividades para nuestra reunión semanal; me demostraba la importancia de estar en contacto con el resto de los jóvenes, y me enseñó que lo que yo tengo, es importante y útil para los demás.

Cada semana, en nuestro encuentro de amistad, se compartía, además de risas y juegos, un tema o enseñanza; mi parte favorita sin dudas: escuchar a mi ministro. En mi corazón había un gran deseo de poder ser «yo» quien algún día tuviera ese «protagonismo», pero sentía que estaba muy lejos, que con mi estilo de vida y mis conocimientos no era capaz de estar a la «altura». Así que este gran líder me dio un empujón; cuando llegó el momento de compartir el tema, literalmente me dio un codazo, y me dijo: «Seguí, ya vengo», y desapareció; entonces tomé las riendas y me animé a compartir, hablar y hacer a los demás participar, aunque mi primera reacción fue sentirme, frustrado, enojado y hasta estafado. Cuando volví a encontrarme con mi ministro, le dije: «¡Estas loco! ¿Cómo me vas a hacer eso?» Y sus palabras, fueron: «¿Cómo te fue?» Ahí entendí que él no me dejó solo para que me equivocara o avergonzarme, sino para despertar algo en mí.

El amor de un líder siempre despierta los deseos del corazón.

Ya para este momento, había descubierto que un líder no era quien ocupaba un puesto y/o daba las órdenes; en esta etapa, para mí, un líder era como un superhéroe, alguien que se llevaba las miradas y la admiración de la gente, aunque en realidad, eso poco tiene que ver con la esencia de un líder y lo descubrí de una manera muy particular.

Ya les conté que mi ministro es de los que te dan ese «empujoncito» que te hace falta para empezar. Bueno, lo hizo de nuevo y me animó a formar parte del equipo de la radio, algo que toda mi vida había querido hacer, pero siempre lo veía muy lejos o imposible; sentía que no tenía cualidades o el conocimiento para estar ahí. Pf… ¡equivocado una vez más! Bueno, la historia viene por otro lado; en la radio conocí a otro gran amigo.

El director de la radio, cuando le dijeron que yo le iba a ayudar, no dudó ni por un segundo en que yo tenía algo para ofrecer y para explotar. Comencé a servir en la radio como operador técnico, de lo cual no sabía absolutamente nada; con una rápida enseñanza y una charla motivadora, me largaron a operar en diferentes programas.

¡Para mí, toda una novedad! Estaba en mi salsa, sumamente feliz y agradecido; pero, ja, sí, había un «pero». Mi relación con los conductores de los programas no era la mejor, no por ellos, para nada, sino porque yo me había cargado con una responsabilidad que no me correspondía. Tenía mi propia perspectiva de cómo debían salir las cosas, y por supuesto, las cosas no siempre salen como uno quiere, y aclaro, no porque salieran mal, sino que no eran como yo quería. ¡Ay! Vivía enojado, hasta que un día vi al director y le dije: «Estoy cansado, no vengo más.»
Determinado y seguro de que realmente me iba para no volver, mi amigo y director, con la paz que lo caracteriza, me dijo: «¿Por qué, Pablo?»
Entonces, le conté todos mis dramas. Firmemente seguro de que me iba a entender y me diría: «Tenés razón, Pablo. Bueno, muchas gracias, andá tranquilo.» Me dijo: «Pero, Pablo, ¿ese es un buen motivo? No te olvides de ‘por qué’ haces esto, y sobre todo ‘para quien’ lo haces. O, ¿te vas a privar de vivir tu sueño porque algo no te gusta o te molesta? Un golpe fuerte. Obvio, no me fui; es más, hoy trabajo ahí.

Volviendo al liderazgo y el amor, mucho tiempo después de ese episodio, entendí que mi amigo y director no trató de convencerme para que me quedara, sino que cambió mi perspectiva por otra. Ese día entendí que el amor no ve lo que le falta a una persona, sino lo que tiene para dar y lo que puede alcanzar con eso.

El amor de un líder ve el potencial de una persona y lo que es capaz de alcanzar

Bueno, como verán, no me faltó oportunidad para aprender cosas de grandes líderes de mi alrededor, sin dudas puedo decir que soy un privilegiado, hoy mi perspectiva cambió radicalmente, no sólo acerca de un líder, sino del amor, es que bueno, el amor es mucho más fácil de entender cuando está respaldado por hechos concretos.

En una oportunidad, tuve el agrado de estrechar relaciones con un equipador de jóvenes de, Un joven con muchos años de experiencia, que para mi entendimiento en ese momento, yo me sentía nene de pecho, y que él se comía la cancha ( lo hace) pero sentía esta sensación de inferioridad cerca de él, entonces dije bueno, este tipo tiene mucho que enseñarme, así que voy a aprender de él, y empecé a ser intencional en compartir más tiempo, lo visitaba mucho en su trabajo y charlabamos largos ratos un día entre nuestras charlas, mi amigo me pidió un consejo sobre una situación, y yo por dentro pensé ” ¿Qué te puedo enseñar yo a vos que vos no sepas? ” pero lo vi tan convencido de su pregunta, que tome coraje y respondí lo que yo haría en esa situación, su reacción no fue lo que esperaba, imagine un “Si eso ya lo sabía, ¿pero qué más harías?” y me encontré con un ” ¡Wow que bueno eso! lo voy a empezar a poner en práctica!”. y en ese momento, volví a aprender algo acerca de los líderes y el amor, la humildad es tal vez el rasgo más importante del amor, no importa cuánta experiencia puedas tener, o cuanto creas saber, los demás siempre tienen algo que enseñarte.

El amor, siempre le demuestra a los demás que son capaces de dar.

Bueno, llegando al desenlace de todas estas historias, tal vez digas, bueno pablo vos te moves en un ambiente lleno de líderes, o pensarás que eso es cosa de religiosos o ideas de las iglesias, en realidad todo lo anterior que te conté, es para derribar ese pensamiento, todos nosotros somos líderes, sos un referente donde vos te moves , por donde vos caminas, en tu entorno, tus amigos, tu familia, por que creo que aprendimos que liderazgo no tiene que ver con estatus, o con sentirse brillante, si no que tiene que ver con amor, una historia más y les aseguro que terminamos.

Una oportunidad, estaba intercambiando mensajes con mi pastor acerca de unos videos que tenia que editar y eso, y me dio un ejemplo que no tenía nada que ver con la situación, pero que aclaro mucho mis ideas, me dijo algo como así ” Mira pablo, no importa si los platos están sucios y los lava alguien más o los lavas vos, lo que importa es que eso no te robe de disfrutar todo lo demás que estás viviendo” , sin duda que el consejo era buenísimo, pero en esa situación nadie tenía que lavar platos, pero creo que la idea está clara, mi disfrute no puede estar limitado por una situación pasajera que se puede resolver fácilmente con trabajo, muchas veces creemos que trabajar duro, o esforzarse, es opuesto a disfrutar y estar relajado, pero en realidad están estrechamente vinculados, por que si en tu corazón hay disfrute, vas a trabajar duro por todo aquello que queres alcanzar, nuevamente mi perspectiva del liderazgo y del amor cambio.

Un líder que ama, no le interesa cuánto trabajes, o que tan eficaz sos, le interesa que lo que hagas lo hagas con pasión, que realmente pongas el corazón en lo que haces y que eso no solo te beneficie a vos, sino que lo que haces es tan excelente que los demás salen beneficiados por tu manera de vivir.

Quien lidera desde el amor, quiere que los demás lideren su propia vida con amor.

Tal vez hoy no te veas como un líder, o creas que no lo eres, pero eres líder de tu propia vida como mínimo, volvé al inicio de este artículo, lee las características del amor, amate, ama a los demás, no te vas a arrepentir de condimentar tu vida con lo mejor.

Gracias por llegar hasta aquí, por leerme y por dejarme compartir con vos un pedacito de mi vida.

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