Vivís lo que crees en tu corazón, si no te agrada lo que estás viviendo debes renovar tu entendimiento para manifestar lo mejor del Padre. Y esta renovación de entendimiento es fácil cuando recibís impartición, revelación.
2º Pedro 1:3, dice: “Todo lo que pertenece a la vida y la piedad nos fueron dadas por medio de su divino poder.” Ese divino poder te lleva a atestiguar lo que Cristo hizo en tu vida y VIVIR LAS REALIDADES que el Padre te ha dado.
Impartición es poder para vivir las realidades del Padre y puede suceder en cualquier
momento: mientras andas, trabajando, estudiando, descansando, en comunión con el Padre, en casa, en el auto, colectivo, durante la alabanza, en imposición de manos, cuando escuchas la palabra… La impartición es lo más importante.
Esa impartición trae REVELACIÓN, luz a tu entendimiento que produce REVOLUCIÓN.
¿Qué crees que significa revolución? Revolución significa transformación profunda, mental, natural, emocional e incluso física.
Dios quiere hacer cambios radicales en tu vida.
1º Juan 3:2-3 habla que: “Ya somos hijos de Dios; no hay debate sobre nuestra IDENTIDAD y Filiación. Sin embargo, es crucial que madures como hijo, hija para acceder a la herencia de los Santos. La madurez te capacita para vivir plenamente lo que Cristo te ha provisto.
Romanos 8:14 te insta a ser hijo, hija madura: “aquellos que están guiados y comprometidos a abandonar la inmadurez y avanzar hacia la madurez, y esto se logra mediante la impartición. Guiados son los hijos maduros. Y son ellos quienes comprueban la buena voluntad, agradable y perfecta.”
Esta impartición (conocer más a la persona de Cristo y hallarte en Él) trae revelación; revelación, luz en tu entendimiento, produce revolución; una transformación profunda que te lleva a vivir cambios radicales en cada aspecto de tu vida. Allanando el camino así a vivir la plenitud de la vida abundante dada por Cristo.