Un equipo es un grupo de personas unidas para realizar la obra del ministerio juntas, llevando a cabo los planes del Padre. Se reúnen para edificarse, provocar sinergia entre sus miembros, crecer y desarrollarse en la vida.
Tú eres importante.
Eres una persona escogida por el Padre para ser parte de tu equipo. Tienes el llamado de hacer tu parte dentro del mismo para que tu equipo sea más fuerte, más dotado y más inteligente gracias a lo que le aportas. Tu equipo es responsable de dar fruto, y que su fruto permanezca.
Rol y función dentro del equipo:
Como hijo de Dios, tener la visión correcta de tu rol y responsabilidad dentro del equipo es clave para suministrarle lo que necesita, favoreciendo a que tu equipo descubra y potencie el verdadero diseño del Padre para él.
Veamos algunos puntos para ayudarte a ser todo lo que eres y relacionarte con los miembros de tu equipo con la perspectiva apropiada.
Cada una de estas afirmaciones está escrita en primera persona, en tiempo verbal presente, para que puedas evaluar si has tenido éxito en reconocer el valor de ser escogido por Dios para ser parte del equipo al que perteneces. Honra atrae y saca lo mejor de las personas, transformando ambientes, por tener la mira en las cosas de arriba.
Diez afirmaciones que deberían formar parte de tu vida para que tu equipo no sufra pérdida:
- Vengo al Equipo con la expectativa de compartir con mis compañeros, dispuesto a invertir en las relaciones y fortalecer vínculos. Mi visión está puesta en las relaciones del equipo, y no solamente en mi relación con el equipador, y el mero compromiso de estar presente.
- Mi lenguaje corporal comunica mi deseo de estar y compartir con todos. Soy intencional en demostrar mi interés por cada miembro del equipo.
- Mis gestos demuestran empatía, interés genuino en lo que se comparte, y atención total a quien habla. Soy intencional en expresar algo que puede ayudar a otro miembro del equipo a crecer o captar algo, evitando toda apariencia de orgullo, menosprecio o falta de paciencia.
- Veo todo lo que está bien del equipo y no me enfoco en lo que está mal, o en dónde debemos crecer. Veo al equipo con la misma perspectiva con que el Padre lo ve y celebro quiénes somos y hacia dónde vamos.
- Mi comunicación verbal revela un corazón predispuesto para los intereses del Padre. Mi mirada tiene una perspectiva de altura viendo siempre desde la esfera espiritual, con una fe segura de que todo lo que el Padre quiere que hagamos, lo podremos lograr. Evito el mal reporte, el mal enfoque y el ser una mala influencia.
- Entiendo que mi equipo es mi red de seguridad y estrecho relaciones para tener confianza en él.
- Entiendo que cada miembro tiene algo para darme; espero de ellos solamente lo que la gracia que Dios colocó en sus vidas tiene para aportar a la mía.
No intento moldear a las personas a la imagen de quien “yo creo” que deberían ser para mí, sino que les doy la libertad de ir transformándose a la imagen de Cristo.
- Estoy abierto a compartir mis alegrías y logros, como también aquellas áreas en donde necesito el apoyo de los demás.
- Logro disfrutar del equipo y he desarrollado un corazón de familia para con ellos. Honro el tiempo invertido juntos.
- Valoro a cada miembro de mi equipo y soy intencional en orar y declarar a favor de sus vidas, así como también por el equipo en general. Soy sensible a sus necesidades.
Tomar consciencia de tener la perspectiva correcta para con tu equipo te ayudará a desarrollar e incrementar la imagen del Padre dentro de ti. El Equipo te refleja a ti, y sacarás beneficio de él, según lo que hayas invertido en el mismo.
Formemos equipos destacados con la misma esencia del amor del Padre, y vivamos como los hijos maduros que somos. Nuestro mundo nos necesita. Nuestro mundo necesita los equipos diseñados por el Padre que le creen a Él y hacen hazañas.