Lección 6 – Las Seis Cosas Más Importantes En La Oración (Parte 1)
Texto Bíblico: Juan 16:23-24; Marcos 11:24-26.
Verdad Central: “Hay algo con respecto a creer a Dios que hará que El pase a un millón de gente hasta llegar a ti” – Smith Wigglesworth.
Muchas veces les he preguntado a la gente, al levantarse después de haber orado, qué es lo que creen. Demasiado a menudo me han contestado, “Bueno, espero que Dios me haya oído”. Les digo que no les ha oído. El dijo que “si crees, recibirás”, no “si esperas, recibirás”. No dijo que continuáramos orando hasta que recibiéramos la respuesta. El dijo que al orar deberíamos creer que recibimos.
Cuando crees que recibes, no tienes que orar toda la noche. Puedes ir a la cama y orar confiadamente, sabiendo que Dios ha oído y contestará la oración. La cosa más maravillosa del mundo es el poder reposar tu cabeza en las promesas de Dios e irte a dormir como un bebé. Todo a tu alrededor puede estar en tumulto, pero en medio de ello, tu puedes tener paz.
La lección de hoy trata con las seis cosas más importantes que el cristiano debería saber sobre la oración.
Número 1: Ora Al Padre En El Nombre De Jesús.
Juan 16:23-24: “En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre, pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido”.
Cuando Jesús habló las palabras citadas anteriormente, El estaba aquí en la tierra. Se estaba refiriendo al día en el que ahora estamos viviendo. El aun no había ido al Calvario. Aun no había muerto, ni había sido enterrado. No había resucitado de entre los muertos. El pacto del Nuevo Testamento no estaba en vigor cuando dijo estas palabras. Su sangre no había sido llevada al Lugar Santísimo. Su sangre es el sello del Nuevo Pacto. El hombre tenía la promesa de redención, pero aun no la había recibido.
La vida eterna había sido prometida pero aun no había sido provista. Nadie tenía el nuevo nacimiento – solamente la promesa. El nuevo nacimiento sólo es disponible bajo el Nuevo Pacto.
En el Pacto Antiguo, el Nuevo Pacto fue profetizado. En el Pacto Antiguo los corazones de los hombres nunca fueron cambiados. Este es el motivo por el cual continuaban pecando. No podían controlarlo. Algunos de los mayores santos del Antiguo Testamento pecaron. Incluso después de ser perdonados por algo, iban y cometían algo más. Sus naturalezas eran pecaminosas. Sus corazones eran pecaminosos. Solamente tenían algo que cubría sus pecados.
Pero en el Nuevo Testamento Dios dijo que El sacaría aquel viejo corazón de nosotros y nos daría uno nuevo. El dijo que pondría un nuevo espíritu en nosotros. Esto llegó a ser disponible bajo el Nuevo Pacto, pero no estuvo disponible mientras Jesús anduvo en la tierra ya que el Nuevo Pacto aun no estaba en vigor. El aun no había derramado Su sangre. En este pasaje de escritura El les estaba diciendo a Sus discípulos que después de que El fuera al Calvario y resucitara de entre los muertos, entonces la gente debía orar al Padre.
La oración basada en terreno legal debería ser dirigida al Padre en el nombre de Jesús – No debemos orar a Jesús. Esta es Su instrucción – Incluso lo que llamamos el Padre Nuestro no es un ejemplo de oración del Nuevo Testamento. Mientras Jesús estaba en la tierra los discípulos le pidieron que les enseñara a orar, y el les enseñó a orar, “Padre nuestro…” Esta oración no pedía nada en el nombre de Jesús. Su nombre ni siquiera estaba mencionado. Esta oración estaba basada bajo el Pacto Antiguo. Bajo el Nuevo Pacto, el cual fue sellado con la sangre preciosa de Jesús, ellos debían orar al Padre en el nombre de Jesús.
Prestemos atención a las palabras “todo cuanto”, en el versículo 23 del pasaje citado anteriormente. Tantas veces decimos que la respuesta a la oración nos vendrá, “si es la voluntad de Dios”. Pero fíjate que este versículo no pone tal condición. Dice, “todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará”. Tiene que haber sido Su voluntad; sino no lo habría dicho.
¿Por qué dijo Jesús, “todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará”? La respuesta la encontramos en el versículo 24: “…para que vuestro gozo sea cumplido”. Nuestro gozo no puede ser cumplido si no tenemos trabajo y nuestros hijos padecen de hambre. Nuestro gozo no puede ser cumplido si nuestro cuerpo está atormentado por el dolor. Nuestro gozo no puede ser cumplido si hay problemas en nuestro hogar. Jesús dijo que el Padre nos daría “cualquier cosa” que pidiéramos para que nuestro “gozo sea cumplido”. Pero había cierto secreto para obtener éxito con esta clase de oración. La clave está en las palabras, “todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre…” Debemos dirigir nuestras oraciones al Padre en el nombre de Jesús.
Número 2: Cree Que Recibes.
Marcos 11:24: “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”.
Smith Wigglesworth dijo en cierta ocasión que hay algo con respecto a creer en Dios que hará que El pase a un millón de personas hasta llegar a ti. Dios es un Dios de fe y nosotros somos hijos de fe de un Dios de fe. El obra de acuerdo con el principio de fe. Somos salvos por fe. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9). Andamos por fe y no por vista. Es la oración de fe la que Dios escucha.
El dijo que puedes tener los deseos de tu corazón si crees que los recibes. Debes creer primero, sin embargo. Muchos quieren recibir y luego creer. Pero es al revés, el creer viene primero.
Estoy convencido que si la gente parara de orar por muchas de las cosas que oran y empezaran a dar gracias a Dios por la respuesta, la respuesta les vendría enseguida. Pero continuara en incredulidad. Si la persona ora otra vez, pidiendo lo mismo otra vez, entonces no está creyendo que recibió la primera vez que pidió. Si hubiera creído que había recibido, le estaría dando gracias a Dios por ello. Entonces se manifestaría. La diferencia es que la fe a la que Jesús se refería en el versículo anteriormente citado es una fe del corazón, una fe espiritual, no una fe de la cabeza. Nos acostumbramos a andar por la fe de la cabeza. Pero hemos de creer en el corazón que recibimos lo que pedimos, aun cuando no vemos la respuesta con nuestros ojos físicos.
Esto también es verdad en cuanto a la sanidad física, pero parece más difícil el practicar esta fe para la sanidad física que para cualquier otra cosa, ya que tenemos un cuerpo, con todos sus síntomas y emociones, con los cuales hemos de contender. La mayoría de la gente creerán que Dios los ha sanado cuando puedan ver que su condición se ha mejorado o cuando los síntomas hayan desaparecido. Entonces creerían que han sido sanados. Cualquiera puede creer lo que puede ver. Lo que Jesús nos estaba enseñando aquí es que deberíamos creer al orar y luego recibiremos.
Durante muchos años he practicado esa clase de fe, y este versículo de escritura ha sido mi adherente fiel. Lo he experimentado en mi propia vida al pedir los deseos de mi corazón, creyendo que los recibo. No sólo es verdad en cuanto a la sanidad, pero también en cualquier otro aspecto. No importa qué tipo de necesidad sea – material, espiritual o financiera – ese es el modo en que recibimos.
Smith Wigglesworth dijo que algunos, cuando aquello por lo cual alegan estar creyendo en Dios no les llega inmediatamente, ya están listos para darse por vencidos. Pero, continua diciendo, eso prueba que nunca creyeron en Dios desde un principio. Muchas veces Dios permite que nuestra fe sea probada y examinada hasta el final. Pero cuando confías en Dios puedes estar firme aun cuando seas probado. Yo lo sé por experiencia. Aprendí hace muchos años a reírme aun más cuando el camino se pone más difícil. No siempre tengo ganas de reírme, pero me hago reír a mí mismo en frente de la cara del diablo. Me sonrío y digo que confío en Dios.
Cuando Pablo estaba abordo de un barco dirigiéndose a Roma, se levantó una gran tempestad. No había esperanza de que el barco y sus pasajeros se salvaran. En un intento para salvar al barco, sin embargo, los marineros echaron todo el cargamento al agua. Pero en medio de tal furiosa tormenta, Pablo se levantó y dijo que confiaba en Dios. Tú y yo puede que no tengamos que enfrentarnos a una tempestad en medio del mar, pero sí que tenemos que enfrentarnos con las tormentas de la vida. Nosotros también podemos estar firmes, con la fe de Pablo, y anunciar que confiamos en Dios.
Número 3: Al Orar, Perdona.
Marcos 11:25-26: “Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, también vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas”.
Antes de poder esperar la respuesta a nuestras oraciones, debemos tener un corazón perdonador hacia cualquiera que nos haya hecho daño. No podemos guardar enemistad, no podemos tener un espíritu rencoroso, si queremos que nuestras oraciones lleguen al Trono de la Gracia de Dios. La oración no obrará resultado en un corazón rencoroso.
Nadie puede tener una vida de oración eficaz y al mismo tiempo guardar algo en su corazón en contra de alguien. No puedes tener venganza en tu corazón. No puedes tener odio en tu corazón. No puedes tener aquel viejo espíritu que dice “ya me las pagarás” en tu corazón. Tú no eres el responsable de la vida de otra persona. Eres responsable por tu propia vida. El corazón de otra persona y lo que en él hay, no puede obstaculizarte.
Debemos guardar nuestro hombre interior con toda diligencia. No podemos darnos el lujo de permitir que una raíz de amargura, un poco de envidia, una chispa de venganza entre. Destruiría nuestra vida espiritual. Atascaría nuestra vida de oración. Dañaría nuestra fe y finalmente causaría naufragio.
En cierta ocasión un hombre quería que orara para que el no tuviera más problemas con el diablo. Le dije que yo no sabía de nadie que fuera libre de problemas con el diablo, y aun menos yo mismo. No podemos orar para no tener más problemas con el diablo, pero podemos aprender a tomar autoridad sobre el diablo. “Resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4:7). Podemos aprender a hacer algo con respecto al diablo.
Dios adereza mesa delante de nosotros en presencia de nuestros enemigos. En la misma presencia del diablo, allí está Jesús. En la presencia de los enemigos duda y desesperación, podemos sentarnos a la mesa de la victoria y liberación con Jesús. En frente de circunstancias adversas podemos creer que recibimos.
Texto Para Memorizar: “Orando en todo tiempo con toda oración y suplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6:18).
Lección 7 – Las Seis Cosas Más Importantes En La Oración (Parte 2).
Texto Bíblico: Romanos 8:26-27; 1°Corintios 14:14-15; Judas 20; 1°Corintios 14:4.
Verdad Central: Cuando permitamos que el Espíritu Santo ore a través nuestro, para ayudarnos en nuestra vida de oración, veremos respuestas maravillosas a nuestras oraciones.
Efesios 6:18: “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”.
La traducción de Moffat de Efesios 6:18 dice, “Orando en todo tiempo con toda forma de oración”. Otra traducción moderna dice, “Orando con toda clase de oración”. La versión inglesa King James, aunque no dice “toda clase de oración”, dice, “orando siempre con toda oración”, dando a entender que hay más que una clase de oración. Si no fuera así, habría dicho simplemente “orando siempre”, y nada más.
Cuán desesperadamente necesita la oración nuestra nación. Cuán desesperadamente necesita la iglesia la oración. Cuán desesperadamente nosotros como individuos necesitamos la oración. Nada puede tomar el lugar de la oración para suplir las necesidades de nuestras familias.
En la lección pasada expusimos tres puntos de nuestro estudio acerca de las seis cosas más importantes que el cristiano debería saber sobre la oración. (1) Orar al Padre en el nombre de Jesús. (2) Creer que recibes, y (3) Al orar, perdona. La lección de hoy cubrirá los últimos tres puntos.
Número 4: Depende En El Espíritu Santo En Tu Vida De Oración.
Romanos 8:26-27: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de Pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los mismos”.
1°Corintios 14:14-15: “Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ore, pero mi entendimiento queda sin fruto. ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento”.
Todos los cristianos oran con el entendimiento, pero no todos oran con el espíritu, a lo cual Pablo se está refiriendo en los versículos precedentes. Muchos ni saben que es posible hacer tal cosa. Algunos en su apresuración e ignorancia de las escrituras han dicho que las lenguas ya no existen, que es algo del pasado. Pero si ese fuera el caso, ¿cómo vamos a “orar con el espíritu” hoy en día? De cierto, los cristianos corintios no tenían un medio de oración no provisto para nosotros. Nosotros tenemos el mismo medio a nuestro alcance hoy en día.
Pablo dijo que cuando oraba en una lengua extraña, su espíritu oraba. Cuando tu oras en lenguas, es tu espíritu el que ora por el Espíritu Santo que mora en ti. Estás gimiendo por el Espíritu Santo gimiendo en tu interior. En ocasiones he sentido tal carga para la oración que no he tenido palabras adecuadas para expresar mis emociones. No podía hacer más que gemir desde lo más profundo de mi interior. Pablo dice que estos gemidos que escapan nuestros labios salen de nuestro espíritu, de nuestro más profundo interior. Cuando esto sucede, es el Espíritu ayudándonos a orar, como vemos en Romanos 8:26.
La traducción literal del griego de Romanos 8:26 dice, “El Espíritu mismo hace intercesión por nosotros con gemidos que no pueden ser expresados en lenguaje articulado”. Con lenguaje articulado se refiere a tu lenguaje normal. El hablar en lenguas no es tu lenguaje normal, así que este versículo incluye el hablar y orar en otras lenguas.
Pablo dijo que el Espíritu Santo nos ayudaría en nuestra vida de oración. ¿Por qué? “…pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. No siempre entendemos la situación completa que rodea el asunto por el cual estamos orando. Pero el Espíritu Santo sí que lo entiende, y cuando le permitimos que ore a través nuestro, que nos ayude en nuestra vida de oración, veremos respuestas sorprendentes a nuestras oraciones.
Si sé las cosas por las cuales debería orar, entonces puedo creer al orar y las recibiré. Sin embargo, hay cosas por las cuales deberíamos orar, pero no sabemos cómo orar por ellas como conviene. El Espíritu Santo sí que sabe, sin embargo, y puede ayudarnos. Es más fácil el tener fe para necesidades como el pagar el alquiler de la casa y el comprar comida, ya que sabemos por qué estamos orando, pero hay algunas situaciones en la vida acerca de las cuáles no es tan fácil orar.
Muchas han sido las veces en mi propia vida cuando le he dicho al Señor que no sabía exactamente como orar con respecto a mis propios hijos. Cuando sé que hay un problema, empiezo a orar en lenguas, y la mayoría de las veces antes de acabar tengo la respuesta a dicho problema.
Número 5: Ora La Oración De Intercesión.
Este punto se relaciona estrechamente con el anterior. Romanos 8:26 dice: “…el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. La oración de intercesión no es para ti. Un intercesor es aquel que toma el lugar de otro. Estás intercediendo por otra persona.
Cada creyente lleno del Espíritu Santo puede esperar que el Espíritu Santo le ayude en la intercesión. Dicha intercesión puede ser en el área del Espíritu que tiene que ver con la salvación. Puede que tenga que ver con la sanidad. También incluye el orar por cosas de las cuales no sabemos nada, pero el Espíritu Santo tiene conocimiento de ellas.
Después de un tiempo orando en el Espíritu sabremos si estamos orando en lenguas como medio de edificación espiritual propia y adoración a Dios, como veremos en el punto siguiente, o si se trata de la oración intercesora.
En ciertas ocasiones y a veces durante un período de tiempo he tenido una carga de intercesión antes de saber por quién estoy orando. Puedo distinguir cuando me encuentro intercediendo o gimiendo por alguien que no es salvo. Si tomas el lugar de alguien que está perdido, tendrás el mismo sentir en tu propio espíritu. Al orar en el Espíritu, intercediendo por aquella persona, el Espíritu Santo tratará con su corazón y le traerá bajo convicción de pecado.
Número 6: Edifícate a Ti mismo Orando En El Espíritu Santo.
Judas 20: “Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo”.
1°Corintios 14:4: “El que habla en lengua extraña, a si mismo se edifica…”.
Hay una fase del hablar en lenguas en nuestra vida de oración que no es el orar por alguien más, no es el interceder por alguien más. Es puramente un medio de edificación espiritual personal. Nos ayuda espiritualmente y nos edifica. Todos necesitamos esta clase de oración. No podemos ayudar a otros, no podemos edificar a otros a no ser que nosotros mismos estemos edificados.
El orar de esta manera tiene un valor triple. Primero, es un medio de edificación espiritual. Nos afecta individualmente. Segundo, es un medio para orar por cosas sobre las cuales no sabemos. Tercero, el Espíritu Santo nos ayuda a hacer intercesión.
El hablar en lenguas no es sólo la evidencia inicial de la plenitud del Espíritu Santo, pero es una experiencia continua para el resto de nuestra vida. Es para asistirnos en la adoración a Dios. Es un arroyo fluyente que nunca debería secarse. Enriquecerá tu vida espiritual.
Continuaremos con nuestro estudio acerca del orar en lenguas en la lección siguiente.
Texto Para Memorizar: “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6:18).
Kenneth Hagin Ministries