Ser Hijos de Dios y Padres Hoy – Apóstol Kim

El valor de la familia es uno de los valores y núcleos más importantes en la sociedad y el reino de Dios. Dios es llamado y reconocido por Jesús como Padre. En el Antiguo Testamento, Dios reconoce la paternidad no solo biológicamente, sino también en sentido de propósito y destino. Abraham es identificado como el padre de la fe, y el rey David como padre de aquellos reyes que hicieron el bien delante de los ojos de Dios, sin considerar cuantas generaciones había pasado.

Dios es un Dios de familia, un Dios Padre que vela por las generaciones y descendencia de cada persona sobre la faz de la tierra. Él proveyó principios y promesas que nos ayudarán a ocuparnos bien de esa responsabilidad de paternidad, y que nos sería provechoso saber, reconocer y actuar en ellos de manera diligente. Hay un plan divino escrito en el corazón de cada individuo, y a la vez, un diseño interior con recursos sorprendentes. Cada persona es hijo de alguien, y ha sido destinado para ser hijo de Dios Padre. Nosotros, los hijos de Dios, formamos parte del plan de Dios en ayudar a cada persona a ser quien es y a entrar en la familia Dios. No tiene que ser un padre biológico para formar parte en el cumplimiento del plan de Dios de encausar a otros en propósito, pero si lo es, tiene una gran oportunidad para ocuparse bien de esa prioridad con sus hijos.

Hoy en día, los padres que son hijos de Dios tienen un gran y maravilloso desafío. Es una responsabilidad sumamente seria y a veces complicada frente a las presiones del sistema de este mundo. La responsabilidad de ser padres es algo que se debe mantener frente a nosotros continuamente, para no ceder ante las presiones y demandas, tanto de los hijos como de la sociedad. Las promesas de Dios, como los principios del reino son inmutables. Son eternos, tan poderosos y efectivos hoy, como desde el día que Dios los activó. Y aunque pareciera que el sistema quiere hacernos creer que son principios anticuados que no funcionan en un mundo contemporáneo y moderno, son indispensables en este mundo cambiante donde se muda la mentira por la verdad y cada uno “hace lo que bien le parece”.

Hubo tiempos así desde el principio. Israel, el pueblo escogido por Dios, cayó en este error muchas veces en su historia trayendo decadencia moral, destrucción familiar y consecuencias muy negativas, tanto personales, familiares, y económicas, como nacionales. Eran las consecuencias de sus propias decisiones por manejarse fuera de los principios eternos del reino de Dios.

¿Qué debemos hacer como padres en un tiempo cuando los principios familiares y morales están siendo atacados por todas partes? Ante todo, tenemos que ser padres de esperanza. Dios es un Dios de esperanza. Y sin la esperanza de que podemos criar a nuestros hijos en el temor del Señor y que ellos pueden crecer con una fuerte convicción de identidad y propósito en Dios, no haremos el esfuerzo de ir contra la corriente de las creencias y prácticas de este mundo. No habrá motivo de ejercer la diligencia en mantener “un norte” seguro y confiable frente nosotros y nuestros hijos. Hay muchos consejos que deberíamos poner por obra, pero veamos algunos para empezar.

  • Ser un padre que modela una relación viva con Dios, que demuestra los frutos de un espíritu renacido: amor, gozo, paz, paciencia, etc. Si es un padre renegado, impaciente, que no sabe usar la lengua para edificar, “todo lo que usted diga podrá ser usado en su contra”; en otras palabras, cuando usted hable de Dios y la Biblia no tendrá ningún efecto positivo en su hijo, sino un rechazo a algo que “no le está funcionando a usted” en su vida personal. Los hijos necesitan buenos modelos en el hogar. Predique las “buenas nuevas” en su hogar, y use palabras solamente cuando sea necesario. Piénselo.
  • Vivir Fe. Sea un padre de fe. Tenga presente las promesas de Dios a favor de su familia y sus hijos, y siembre la buena semilla para una buena cosecha. Sea un padre que abre su boca para el bien de su descendencia. Sepa qué dice Dios y dónde se encuentra en la Biblia.
  • Comienza a Tiempo. Comience a formar a sus hijos en Dios cuando son pequeños, y sea diligente durante todas las etapas de crecimiento y desarrollo. Si tiene el privilegio de tener hijos pequeños, no desperdicie ese tiempo. Si sus hijos son grandes, entonces modele una vida transformada y una fe que funciona. Restaure el daño hecho en el pasado pidiendo perdón si es necesario y comience a sembrar semillas del amor generoso de Dios en sus hijos. El amor de Dios no falla.
  • Poner Límites. Establecer límites saludables que son acorde a la edad de su hijo según el estándar y los valores de Dios. No ceda a las presiones y caprichos de sus hijos. No porque “todos lo hacen” significa que usted quiere pagar el mismo precio que “todos los demás pagan” por criar a sus hijos fuera de los principios de vida. Si su hijo ya habla de novio/a a los once años… ¿qué le espera a los 14… y a los 17? Si están besándose a los 11… ¿qué querrán hacer a los 13? Si su hija usa una pollera que apenas cubre la cola a los 11… ¿qué va a querer mostrar a los 14? Si todas las chicas usan un “top” a los 11… Piensa, madre ¿realmente quieres que tu hija use algo así ya desarrollada a los 14 o 15? Las niñas de 10 y 11 años se acostumbran a usar ropa “de moda” para mostrar lo que tal vez no tienen desarrollado todavía. Muchas veces las madres piensan “¡que adorable!”… Pero cuando su cuerpo se ha desarrollado, su hija está demasiado acostumbrada a vestirse con una libertad que la expone. Padres, cuiden a sus hijas. Me impresiona cómo padres cristianos prácticamente creen imposible que sus hijos lleguen al casamiento vírgenes. Me asombro cómo el aborto es practicado tanto entre los que conocen a Dios, como los que no. Me impresiono cómo padres cristianos facilitan anticonceptivos para evitar un embarazo, “una vergüenza, o un contra tiempo”. Me impresiono cómo padres apoyan el concubinato de sus hijos en vez de ayudarles enfrentar una situación de vida con los valores de Dios, siendo el apoyo que necesitan para tomar decisiones que van a favorecer su futuro. En vez de esto, muchas veces se repite una historia familiar de maldición, manteniendo a su descendencia limitada en vivir la plenitud del plan de Dios. Sea un padre suficientemente fuerte para establecer límites saludables a sus hijos y mantenerse firme en ellos para su beneficio.
  • Qué Tiene Acceso al Corazón de su Hijo. Piense en “quién y qué” tiene mayor acceso a la mente y al corazón de su hijo. Si los dibujos animados, los video juegos, amistades, amigovios, etc., tienen mayor acceso que el tiempo de calidad en familia, que las relaciones sanas que construyen hijos fuertes emocional y mentalmente, y que los principios de vida que la Palabra de Dios aporta, entonces sabrá qué cosechará del interior de su hijo. La voz de Dios debe ser la más fuerte en la vida de su hijo y a veces ésta se oye a través de las palabras de afirmación y aliento que salen de la boca de sus padres.

Como hijos de Dios somos personas de un poder impresionante. No son víctimas de lo que está sucediendo en el mundo. Tenemos todo lo que necesitamos para una vida fructífera en Dios como familia. Dios nos ha dado herramientas, recursos, promesas, autoridad y dominio propio para escoger vida para nosotros y para nuestra descendencia. Marquemos la diferencia. Estamos representando el reino de Dios. No tendremos familias “sin fallas”, pero sí familias que avanzan en el plan y propósito de Dios. No hay nada de su pasado que pueda impedir que el buen plan de Dios para su vida y su familia sea una realidad. No importa si usted es una madre sola o un padre solo. Las promesas para sus hijos son individuales y para cada situación en que nos encontremos,  solo requiere de las acciones correspondientes a una fe bíblica y sostenerse en las promesas de nuestro Dios Padre con diligencia. Una familia bendita es el plan de Dios… ¡Vívala!

El apóstol Kimberly Angulo es una destacada maestra de la Palabra de Dios, caracterizada por exponer su enseñanza de una forma clara y práctica. Fiel e inteligente administradora, ha provocado que Cosecha Mundial a través de diferentes actividades (educativas y sociales) irrumpa en ámbitos seculares con el mensaje de Cristo.
Cristo es el Señor de su vida y la razón de caminar.

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