Vivimos en un mundo atosigado de información en todas las áreas. Si nos descuidamos, caemos en la vorágine de quererlo todo y no permanecer en nada. Como dice el dicho: «Si persigues dos conejos, no atraparás ninguno». Si eres padre, tengo un buen consejo para ti: ocúpate de amar, entender y conocer a tus hijos, de manera que logres ayudarlos a ser su mejor versión.
Aléjate primero de las demandas superficiales. Créeme, siempre estarán ahí esperando poder envolverte y desarrollar una crianza en piloto automático. En mi opinión, es el eslabón más bajo en el que nunca deberíamos caer.
Siempre me dicen que soy única en distintas áreas en las que me manejo: iglesia, negocios, amigos, familia. Hoy entiendo que, al amarme, aceptarme y descubrirme, puedo transmitir mi condimento especial: ser yo. Lo mismo deseo y determino para mis chicas, mis hijas. Desde muy pequeñas ya se podía distinguir las diferencias abismales en su personalidad.
Hay una creencia fuerte que he alimentado desde que soy madre, y es la siguiente: «Soy la madre que mis hijas necesitan que sea». Hoy puedo ver cuánto bien me ha hecho alimentar estas palabras dentro de mí. En primer lugar, me ayudó a permanecer o volver al eje cuando caía en la tentación de que ellas sean perfectas, educadas, sabias o que tengan la revelación y el deseo de conocer a Dios como yo.
Lo que te provoca ansiedad está cargado de fe, pero negativa. Recuerdo un día estar cautivada por el miedo de ver que una de mis niñas no tenía el diseño aparentemente religioso, como le decía en ese momento, una de las fuertes enseñanzas que me vendría como madre.
«Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.» (Proverbios 22:6) Esto me llevó a replantearme que la relación con Papá no podía solo basarse en la estructura de encuentro, celebración, prácticas que, por supuesto, tenemos como estilo de vida en nuestra familia, pero que nunca permitiría que definan su relación con el Padre.
Todo comienza en el hogar, y es crucial reconocer que la impartición espiritual va más allá de simplemente asistir a eventos y celebraciones. Es un error común ver a padres relajarse en su papel debido a estas actividades. Una crianza en piloto automático es, en mi opinión, el eslabón más bajo en la crianza de los hijos.
Les voy a dar ejemplos de aquello a lo que me refiero. Un padre que no dedica tiempo para orar por sus hijos, no busca la guía para conocer su corazón, da por sentado que por oír sus hijos la palabra la van a poder entender, ¿cómo marca la diferencia en ellos? Cuando somos humildes para reconocer que nos falta aprender a entenderlos y buscamos la dirección de nuestro Padre, podemos ayudarlos a ser guiados a orar, perdonar, aceptarse y sobre todo ayudarlos a entender que su Padre celestial los ama.
Siempre hay tiempo. Cuenta la historia que, allá por el 2015, unas niñas no se dormían sin un cuento. Los padres, cansados del trajín del día y el estrés de llevar una familia adelante, muchas veces buscaban escapar de esta demanda tan firme. Pero cada día las pequeñas lograban su cometido, y es así como esto se convirtió en una manera de transmitir valores del reino en la familia. Un poquito de aquí y otro poquito de allá puede hacer una gran diferencia.
Me gusta pensar, y debe ser que me gusta torturarme, que los hijos están de paso por nuestra vida. Yo los veo como pequeñas águilas de grandes alas, y mi mayor deseo, y seguramente también el tuyo, es que ellos conozcan cuánto el Padre los ama y que se amen de la misma manera. Nosotros tenemos la tarea corta de sembrar en ellos los valores de Dios en su corazón, sin religión ni demandas, y todo comienza por casa. Hoy te voy a transmitir algunos secretos que me llevaron, entre caídas y derrotas, a madurar como madre.
Ser intencional en conocerlas y descubrir su personalidad, sus áreas más fuertes y débiles, con la meta de ayudarlas a mejorar.
- Conocer su lenguaje de amor. Favor de leer «Los 5 lenguajes del amor en niños».
- Ser intencional en dar amor según ellas lo reciban.
- Tener siempre una buena comunicación. Generar la confianza de que mamá las ama incondicionalmente. Mi frase «Siempre podés contar con mamá para que te ayude». «Si venís con la verdad, no me voy a enojar, te voy a ayudar». Esto inspira amor y confianza en los hijos y nos ayuda a crecer en carácter, jaja.
- Leer y crear cuentos con principios de reino cuando eran niñas.
- Orar por ellas y hacerles saber que mamá declara por sus vidas y las resguarda en oración.
- Pedir perdón y aceptar también su perdón. Esto es recíproco y muestra respeto.
- Ser transparente; nunca mostrarme perfecta; compartir algunas de mis batallas y cómo pude salir adelante, siempre respetando su edad y compartiendo lo que sería bendición para sus vidas.
- El tiempo en familia es sagrado. Por eso, siempre procuré pasar tiempo solo nosotros Eso reafirma el sentido de pertenencia en el hogar.
Entre otros tips, todos simples y cotidianos, estos consejos son fundamentales para poder trasmitir una vida de reino y preparar su tierno corazón para que se conecten con el amor de Papá.