Donde no hay visión, el pueblo se desenfrena
Proverbios 29:18
Hermosa es la visión, ¿verdad? Nuestra, como iglesia. Seguro que la conoces bien y que ella es el motor que te impulsa, como hijo, a seguir avanzando para predicar el evangelio. Pero, ¿te has puesto a pensar qué más hay? No es de extrañarnos que el Padre siempre tiene más. Es como un pozo de petróleo que nunca se agota, y nosotros somos los ingenieros capacitados para extraer todos sus beneficios. Cito la palabra «ingeniero» porque así se llama: ingeniero petrolífero, quien participa en actividades relacionadas con la perforación y explotación de yacimientos geotérmicos y acuíferos, personas preparadas para dicha tarea.
Hoy quiero motivarte a que te percibas como el ingeniero de tu propio destino. La persona más preparada para llevarte a vivir con propósito eres primeramente tú mismo. Aunque quiero alentarte a que lo hagas (por tu bien), es necesario que sepas que no es para todos, pues esta «profesión» requiere mucho esfuerzo mental. Horas de trabajo y determinación, son fundamentales para alcanzar tal título.
Henry Ford, dijo: «Pensar es la tarea más dura que existe; por eso, lamentablemente, son tan pocos los que se dedican a ella». Claro, si estás leyendo este artículo y llegaste hasta aquí, es porque eres de las pocas personas que deciden tomar acción en su vida.
Hago una aclaración importante: todo lo que estoy exponiendo está fundamentado sobre la base firme de Cristo. Doy por sentado que ya sabemos que el Padre es Señor de nuestras vidas y que su amor por nosotros es inigualable. Desde estos pilares, nuevamente te motivo: hoy trabaja por tus sueños, despierta cada mañana sabiendo para qué te estás levantando.
¿Hay algo tan hermoso como abrir los ojos para caminar hacia nuestros anhelos? Para mí, es un motivo de gratitud y lo valoro mucho. Antes, cuando no lo sabía, sentía que vivía más en automático, dejándome llevar por las emociones, sin posibilidad de ajustarlas, ya que… «Donde no hay visión, el pueblo se desenfrena». (Proverbios 29:18).
Hace muchos años atrás, diría que unos siete, el Espíritu Santo me dio una instrucción: que cree mi visión personal y luego la transcriba todos los días en un cuaderno. Aclaración aparte: fue todo un desafío, claramente no llegué a cumplir todos los días con la escritura. Debo decir que de 365 días, unos 200 lo hice, y fue tremendamente renovador. Hoy en día, mi visión personal me dirige, me motiva y, más de una vez, me saca de estados emocionales bajos. Es por eso que quiero impartirte esto.
«Entonces el Señor me respondió y dijo: Escribe la visión y grábala en tablas, para que corra el que la lea». (Habacuc 2:2)
Recuerda que, cada día, tienes el poder de sembrar las semillas que darán fruto en tu vida. Lo que elijas pensar, lo que escribas en tu corazón y en tu mente, eso será lo que cosecharás más adelante. Como hijos de Dios estamos llamados a vivir con propósito, no en automático, sino con intención y determinación.
Hoy es el día perfecto para empezar a escribir tu propia visión, definir cómo quieres que sea tu vida y tomar los pasos necesarios para alinearla con los planes que Dios tiene para ti. No dejes que las emociones, las opiniones ajenas o la inercia del día a día te aparten de esa visión. Dedica tiempo a pensar, a soñar, a construir.
Te invito a que, al finalizar la lectura de este texto, tomes un cuaderno o tu computadora y comiences a escribir tu visión. No tiene que ser perfecta, pero debe ser sincera. Escríbela todos los días, visualízala y trabaja en ella con fe y determinación, sabiendo que Dios está a tu lado guiando tus pasos.
No olvides que el Padre ya ha depositado en ti todo lo necesario para vivir con propósito. Tienes la sabiduría, la inteligencia y el amor inagotable de Dios para llevarlo a cabo. Así que, no te detengas. ¡Comienza hoy a sembrar las semillas que darán vida a tu destino!