El 14 de agosto del 2018 fue el día más triste de mi vida. Mi hijo Marco se quitó la vida en ese día. Eso me dejó con un desierto atómico en mi corazón y mente. Este evento tan trágico dio comienzo a un conteo de los días sin mi hijo aquí en la tierra. El día 63 de mi conteo recibí, por insistencia de su madre, el certificado de muerte de mi hijo. No quería leerlo pero al leerlo vi que mi hijo Marco estuvo vivo por 52 minutos y por primera vez tuve paz en respecto a mi hijo.
El día 67 de mi conteo, desperté en la casa del Apóstol Martín como huésped en Argentina. A la hora del desayuno el Apóstol Martin me dice “sabes que el Señor vino a mí y me dijo que estuvo con tu hijo los últimos minutos de su vida y lo reconcilió y se lo llevó a casa…” Al escuchar eso, empecé a llorar y me fui a mi cuarto donde tuve una hermosa conversación con el Señor en respecto a todo lo que estaba pasando en mi vida. Esa conversación me permitió ver una dimensión de Dios que no conocía.
Partiendo de Argentina de regreso a México mi jornada de aprendizaje de “vivir sin Marco” continuó. Los siguientes meses fueron una montaña rusa emocional, tuve buenos tiempos y tiempos muy dolorosos. Mis primeros días festivos llegaron y no supe cómo manejarlos. El 27 de Diciembre, después de una navidad con mi segundo hijo, me levanté en dolor y protestando en mi oración. Le dije al Señor, “yo no puedo seguir viviendo así”, al que él me contestó, “dame gracias” y mi respuesta fue una amarga protesta. Por segunda vez escucho “dame gracias” y volví a quejarme. La tercera vez que el Señor me dijo “dame gracias” le contesté, “lo voy hacer por obediencia y no porque lo sienta”. Y empecé a enumerar las razones por las cuales yo podía darle gracias a Dios por la vida de mi hijo. Empecé a darle gracias por la vida de mi hijo, por el tiempo que lo tuve en la tierra y por lo que aprendí a través de su vida. En unos 20 minutos sin darme yo cuenta, se levantó una tremenda carga emocional y fui consolado por el AMOR de Dios. Fue como si una nube oscura en mi corazón se levantara. Cuando terminé de dar gracias me di cuenta de lo que había sucedido y despertó en mi un deseo de saber por qué la gratitud o dar gracias causó eso en mi corazón. Ese día empezó mi jornada de conocer verdaderamente el camino de la gratitud.
Al estudiar la gratitud a través de la Biblia, me di cuenta de muchas cosas que hace la gratitud en el corazón del hombre y en los lugares celestiales. Entendí por qué la escritura te dice dar gracias en todo y por todo (1 Tesalonicense 5:18; Efesios 5:20). No me había dado cuenta que el dar gracias está mencionado tantas veces en la Biblia y que es un arma poderosa en la vida del creyente. El creyente puede usar la gratitud en una forma extraordinaria y para vivir una vida plena. Hoy voy a compartirles unas pocas cosas de lo mucho que aprendí y sigo aprendiendo de la “gratitud”.
La gratitud no es opcional:
1 Tes 5:18 “dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús”.
¿QUÉ OCUPA TUS PENSAMIENTOS? Pr Andrés Mendoza
De acuerdo a este pasaje la gratitud no puede ser “opcional” para el creyente pues la escritura nos menciona que es la voluntad de Dios para el creyente. ¿Por qué Dios nos pide o nos da un mandamiento así? Por los beneficios que te da como creyente, aun cuando no lo entiendes tus sentimientos están enfocados en lo negativo o tu en dolor. Bueno, conforme vayamos estudiando este tema verás y entenderás por qué es un mandamiento para el creyente.
El dar gracias a Dios es rendirte a su soberanía. El Salmo 100:4
Salmo 100:4 “Entrad por sus puertas con acción de gracias, y a sus atrios con alabanza. Dadle gracias, bendecid su nombre”.
En la ley las ofrendas de gratitud eran opcionales pero el salmista David, en este pasaje entendió el orden adecuado como entrar en Su presencia. El primer requisito para entrar a su presencia es de “entrar por sus puertas con acción de gracias”. El entrar con acción de gracias a su presencia es el equivalente al estar rendido ante Dios y no traer una agenda propia.
Cuando empecé a dar gracias ese 27 de Diciembre fue el equivalente a rendirme en sus manos. No traje nada al altar más que mi acción de gracias. Eso me permitió experimentar un rendimiento y no un remordimiento acompañado de amargura. Mientras me aferraba a los “por qués y los hubieras” en mi mente, en respecto a la muerte de mi hijo, no me estaba rindiendo a Dios ni a su consuelo. Cuando di gracias pude dejar la tierra de los “hubieras y por qués” para poder entrar en su presencia. A todo creyente le conviene estar en la presencia de Dios con un corazón rendido. Un corazón sin gratitud se mantiene fuera de lo más íntimo de lo que Dios desea para él. No es que Dios te deje, solo que a través de la ingratitud no estás dispuesto a escuchar lo que Dios tiene para ti. Al practicar gratitud uno abre su corazón para poder escuchar y recibir de Dios lo que desea para nuestras vidas.
La gratitud te permite recibir y apropiarte de lo que Dios desea para ti.
Colosenses 4:2 Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;
En mi jornada de dolor aprendí que el dar gracias era el equivalente a abrir mis brazos para recibir el abrazo de consuelo por parte de Dios.
Yo experimenté y permanecí en el consuelo de Dios y cuando empecé a dar gracias, su consuelo me trajo paz. Esa paz la experimenté varias veces en mi proceso, el día que leí el acta de defunción de mi hijo, el día que me dio la palabra el Apóstol en su casa; pero el problema es que mis sentimientos de dolor y mis días de soledad me volvían a sofocar esa paz y ese consuelo por parte de Dios. El no ejercitar la gratitud permitía que mis pensamientos estuvieran enfocados en mi dolor y no en Dios. El día 27 de Diciembre a través de la gratitud, permití que Dios me abrazara y me consolara. Ese día aprendí que a la luz del dolor y las circunstancias de la vida, la gratitud es una herramienta para manejar mis emociones y permanecer en su consuelo o provisión para mi vida.
La gratitud te enfoca en lo positivo y te ayuda apropiarte de tu provisión.
La ingratitud o el ser neutro (que eventualmente es lo mismo que la ingratitud) va a nublar tu vista de tal manera que no podrás ver las circunstancias de la vida en la perspectiva que Dios desea. Lo único que podrás ver es tu gigante, tus limitaciones, tu montaña, lo que te agobia o tu dolor.
El consuelo de Dios siempre estuvo ahí a mi alcance, pero mis pensamientos estaban enfocados en mi pérdida y mi dolor. Cada día al despertar me acordaba de mi pérdida y los “hubieras”. Esos pensamientos eran como una brocha de pintar que coloreaba mis sentimientos y pintaban qué clase de día iba a tener. Por lo general, mi día enfocado en mis sentimientos y los “hubieras” iba a ser un día fúnebre, agobiante y gobernado por mi dolor y mis emociones. Este enfoque me robaba mi pasión por Dios y mi fuerza para pelear o seguir adelante.
Después de mi primera vez que usé la gratitud y que mi corazón fue consolado a través de ella, aprendí que eso lo podía usar todos los días para manejar mis emociones. Cada día que me levantaba empecé a darle gracias a Dios por mi hijo y rehusé permitir que mi mente empezara a enfocarse en los “hubieras” o en mi dolor. Me di cuenta que la gratitud me forzaba a enfocarme en la bondad de Dios, en sus obras en mi vida y la de mi hijo. Yo tenía que enumerar o pensar las razones por las cuales yo podía dar gracia a Dios por mi hijo. Así pude ver como la gratitud me forzó a enfocarme en lo que podía ayudarme y no en mis montañas que estaban delante de mí.
Otras cosas que la gratitud me enseñó:
- Me permitió ser levantado para ver las cosas en la perspectiva de Dios.
- Me di cuenta que la gratitud es una expresión de fe que baja lo del Reino de Dios a la tierra.
- La gratitud libera tu fe a ser expresada.
Se vuelve un escudo de fe para tu vida.
Condiciona tu corazón para ver el camino o respuesta de Dios en los retos de tu vida. - La gratitud es poderosa para tu vida de oración
- La gratitud puede ser una forma de decretar las respuestas de Dios en tu oración.
- La gratitud mantiene tu corazón humilde y abierto a la dirección de Dios.
- La gratitud es un excelente repelente para la amargura y dudas de tu vida.
- La gratitud es una herramienta para llenarte de Su Espíritu en tu diario vivir
- La gratitud es una parte muy importante para poder vivir tu vida plena como hijo de Dios
Lo que la ingratitud hace: todo lo que mencionamos pero el lado opuesto. Si la gratitud libera tu fe, la ingratitud apaga tu fe, si la gratitud te ayuda a apropiarte del consuelo de Dios, la ingratitud te despoja del consuelo de Dios etc. Estas son muchas cosas para mencionarse en este corto estudio.
Conclusión: 1 Tes 5:18 “dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús”. Si haces de la gratitud un estilo de vida tendrás una vida conectada con lo que eres y lo que se te ha dado. Vivirás bajando tus bendiciones y provisiones en todo tiempo…bendiciones.