Resumen: La aparición del pecado en el jardín del Edén trajo consigo una desestabilización de la intimidad espiritual. Al no poder disfrutar de una relación con el Padre, el ser humano intentó sustituirla con algo natural, llegando a ser la búsqueda de valor y significado en el hombre y el deseo de amor y seguridad en la mujer, sus necesidades básicas.
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Un problema no entendido es…
En un matrimonio reciente, ambos individuos saben lo que es la intimidad física, pero es muy poco común que tengan entendimiento acerca de la parte emocional. De modo que, si no se entienden entre ellos, ni cómo funcionan los tres tipos de intimidad, se encontrarán frente a un gran problema. La intimidad sexual, para el hombre, literalmente significa amor. Mientras no se distorsione hacia la lujuria, es mediante el acto físico que se siente amado. Una vez que logra consumarlo, comienza a adquirir una actitud de pasividad con respecto a la necesidad de su compañera, pues supone que ella debería estar experimentado lo mismo a través del sexo. Pero para la mujer, lo sexual satisface lo físico, más no le proporciona la sensación de sentirse amada. Esto lo consigue por medio de la intimidad emocional. Puede que haya una buena comunicación en lo sexual, pero si la intimidad emocional no se practica empezará a quejarse, a cerrarse sexualmente, a amargarse y a recriminar a su pareja porque no recibe amor. Sentirá que está siendo utilizada y el acto íntimo con su marido la hará sentirse sucia, provocando en ella una falta de deseo sexual. Cuando esto sucede, quien comenzará a sentirse no correspondido y rechazado es el hombre, lo que dará lugar a un distanciamiento. Aquí es donde comienza el círculo vicioso que mencionamos al principio, a raíz del cual se abren puertas para que el enemigo invada la relación y los lleve a una infidelidad.
La intimidad emocional bien llevada le comunica amor a la mujer.
Para llevar a los esposos a entender la magnitud de lo que supone la intimidad emocional para sus esposas, mientras les aconsejo me gusta formularles las siguientes preguntas: “¿Cómo te haría sentir que tu mujer te dijera que no quiere tener sexo durante una semana? ¿Y durante un mes?”. Usualmente, en este punto, ellas interrumpen y comentan, “¡No, andaría bien gruñón y nadie lo aguantaría!”. Después de reírnos un rato, continúo preguntando, “Entonces, si no quisiera sexo durante tres meses, ¿Qué pensarías?”. Las respuestas por parte de los hombres son todas muy similares: “Pensaría que anda con otro hombre…”. Sigo interrogándoles, “¿Y si en vez de tres meses, fuera durante un año?”. La gran mayoría, por no decir todos los hombres, me contestan: “Ya no estaría casado…”. Cuando han terminado de expresar lo que piensan, les digo, “Considérate bendecido, pues tú no le has hecho el amor al corazón de tu esposa durante los diez años de matrimonio, pero aún así no te ha dejado. Para ella es igual de importante la intimidad emocional como lo es para tí la física. Observa. ¿Qué piensa cuando su esposo no le permite expresar lo que hay en su corazón, y las veces que lo hace, no la entiende?”-pregunto después dirigiéndome a la mujer.- “¿Cómo se siente cuando intenta explicarle algo y él se enoja? ¿Y cuando se defiende lógicamente, pero no escucha su necesidad? ¿Y en los momentos en los que no le hace caso?”. Una vez que ellas han respondido, vuelvo a dirigirme a los hombres para afirmarles: “¿Ves cómo ella tiene los mismos sentimientos que tú?”.
Al natural.
Durante el noviazgo, la intimidad emocional se da casi naturalmente. Es una etapa de conocimiento en la que se preguntan acerca de gustos, sueños anhelados, traumas experimentados… En sí, hay una exploración del corazón con el fin de conocerse. Durante el tiempo que dura esta etapa, no hay ningún obstáculo de amargura, ni emocional en contra de la otra persona, por lo que las largas conversaciones suelen sucederse frecuentemente. Existe un deseo continuo de estar con la pareja y complacerla. Cuando se produce esta intimidad emocional, lo físico se despierta intensamente. Ya casados, la vida se presenta con todo lo que da, o con lo que traemos. Es decir, comienzan a experimentarse situaciones que matan la intimidad emocional. Ejemplo de situaciones que matan la intimidad emocional:
1. Empiezan los pleitos y como consecuencia las heridas ocasionadas por ellos.
2. Hay insultos de por medio por la falta de comunicación. Se comienza a perder el respeto.
3. Si alguno de los dos es orgulloso querrá controlar el ambiente, no admitirá la culpa y no sabrá disculparse.
4. Surgen los celos.
5. Puede ser que como alternativa se centren en hablar únicamente de cosas que los haga sentirse cercanos: hijos, finanzas, metas conjuntas, chismes…
El problema con estas alternativas es que generan una falsa intimidad, pues no estaremos abriendo verdaderamente nuestro corazón