Tenemos que permitir que lo divino que ya está en nosotros alcance a otras personas a través de la influencia del Espíritu Santo que vive en nosotros…
(Romanos 1:20)… El mundo se creó para que podamos entender las cosas invisibles de Dios hechas visibles. Dios influyó desde la esfera invisible a la esfera visible para que lo invisible de Él, nosotros podamos verlo y entenderlo.
Lo que es visible da testimonio de su amor invisible. Su amor invisible se hizo visible, manifestado en nosotros. La única regla que nuestro Padre Dios tiene es amor; piensa, instruye, convence a través del amor. La religión ha puesto requisitos y dogmas que Dios no tiene.
Juan 1:4-9 ¿En quién estaba la vida y quién es la luz verdadera en este versículo? La vida estaba en Cristo y Él estaba en nosotros, cuando nacimos la luz verdadera que es Cristo estaba en nosotros. La luz habla de vida espiritual, entendimiento de lo que somos, de la inteligencia que tenemos, de lo que podemos concretar en la tierra, entendimiento que somos buenos y buenos en gran manera.
¿Qué representan las tinieblas? Representan la ignorancia de la humanidad, ignorancia para entender su identidad redimida y de su inocencia en Cristo. Las tinieblas no tienen poder contra la vida de Cristo que está en nosotros. Tenemos que entender que hoy es fácil hablarle a las personas porque cuando lo hacemos, la luz invisible (poderosa) que tenemos resplandece y activa en ellos la luz que ya está en su interior.
Hechos 10:11-28 nos da a entender: que ningún hombre era común, porque ya la luz que vino a este mundo vivía en cada uno de ellos. ¿Qué tenemos que hacer nosotros? Con nuestra influencia ungida tenemos que activar esa luz que está en ellos.
Entonces… ¿Cómo influenciamos? A través de nuestras palabras, nuestras miradas, nuestras sonrisas, nuestro caminar; entendiendo que estamos aquí para mostrarles a las personas que aún están en ignorancia, el Dios que ya vive en ellos, para que puedan creer igual que nosotros creemos.