jueves 25 abril, 2024
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Mi Escudero Mentor

Puede sonar un poco raro un rol así: “Escudero Mentor”, pero es la palabra que me viene a la mente para la persona que actúa como un escudero; alguien que esté vigilando siempre para protegerme y ayudarme obtener la victoria en mi vida. Y el rol de un mentor, alguien que me esté aconsejando y desafiando para que sea la mejor versión de mi mismo. En este artículo vamos a estar mirando cuáles son las características y el rol de un “escudero mentor”, pero primero vamos a establecer una base con algunas descripciones importantes.

Un Mentor
Es alguien con mayor experiencia que aconseja y ayuda a otro con menos experiencia a perfeccionar habilidades y adquirir conocimientos que le llevan a crecimiento y desarrollo personal. Es alguien con quien se establece una relación de confianza que facilita un ambiente seguro donde se puede ser vulnerable y arriesgarse a más. Es alguien que me ama incondicionalmente. Un mentor se ocupa del desarrollo íntegro de la persona desde la vida personal, profesional y pública. Un mentor puede traspasar las líneas de liderazgo de una organización y puede estar totalmente desconectado con el entorno laboral o ministerial de la persona, o sea, puede ser alguien fuera de mi equipo o Iglesia en la cual confío y reconozco que tiene las cualidades que debo incorporar en mi vida. La relación puede ser iniciada tanto por el mentor como por la persona que está recibiendo los mayores beneficios de los consejos y experiencia de su mentor. Creo que una de las claves para elegir un mentor es el reconocimiento de que la persona tiene “algo” que uno quiere y necesita para poder ser mejor. NO tiene que tener un título mayor o un rol de liderazgo superior pero sí debe tener un mayor desarrollo, experiencia, sabiduría y fruto en áreas donde uno desea desempeñarse en otro nivel.

El Escudero
En los tiempos del Antiguo Testamento hubo escuderos y era un rol de gran importancia. Eran personas de gran confianza y habilidad porque eran a quienes sus líderes confiaban sus vidas en medio de las batallas. Los escuderos no solamente protegían a su líder en batalla, sino le facilitaban las armas correctas. Eran las personas que los acompañaban en las primeras filas de la batalla. Ellos aprendían a conocer tanto las fortalezas como las debilidades de quien protegían porque al conocerlo así, podían ser más efectivos en su rol de guardar sus vidas, y a la vez confiar plenamente en momentos críticos en la fortaleza y habilidad de su líder. Aunque no se habla mucho en la Biblia de las características o cualidades de los escuderos, David ocupaba el rol de escudero del rey Saúl en un momento de su reinado, y Jonatán, el hijo de Saúl, tenía un escudero sobresaliente que facilitó una gran victoria para Jonatán e Israel.

Hoy en día se utiliza mucho la palabra “escudero” para aquellas personas que están velando en oración a favor de su líder o aquellas que atiendan a las necesidades de su líder, como por ejemplo llevar su Biblia, servirle un café, resguardarle de interrupciones innecesarias, facilitarle cosas en general. Para nuestro enfoque, el escudero mentor es alguien que esté velando por su vida en oración pero también esta velando por el desarrollo de su verdadera identidad y las cualidades necesarias para llevar a cabo el plan de Dios y vivir en victoria en todos los aspectos de su vida. Ese escudero va cuidándole de su lado ciego, donde usted no puede ver o captar los cambios que debe realizar. Es quien le va a llamar la atención cuando ve una actitud que le va a robar la victoria que Dios tiene para usted; le va a cuidar de los enemigos de su alma.

Para los que quieren seguir avanzando en su liderazgo, el “escudero mentor” es alguien que asume un compromiso formal con aquella persona que desea recibir impartición, consejos, corrección, cuidado y evaluación en la rendición de cuentas por su vida. Reconoce que la persona a quien está pidiendo que funcione como “su escudero mentor” tiene algo que puede aportar a su vida para llevarle a otro nivel; está dispuesto a rendirle cuentas y aceptar que le haga preguntas difíciles y personales en cuanto su vida.

Un buen “escudero mentor” es alguien que se ocupará de todas las áreas de la vida como un hijo de Dios, por ejemplo: nuestra comunión con Dios Padre; cómo ser un buen padre/madre o hijo/a; cómo ser libre del afán del mundo y operar desde la economía del reino; cómo desarrollar el carácter de un hijo maduro y cómo crecer en una comunicación efectiva al tratar con las personas. El “escudero mentor” vela para que pueda vivir en victoria y le facilita los consejos y conocimientos que él/ella hayan adquirido en la vida.

Ninguno de nosotros nos vemos a nosotros mismos como realmente somos y es más fácil y “más obvio” ver dónde otros deben crecer, que dónde uno debe crecer. O es más fácil ver las áreas donde otro sobresale y a veces más difícil de reconocer un área fuerte en su propia vida. Yo me he encontrado en ese dilema y por esto creo que podemos facilitar nuestro camino y acortarlo (no me refiero a realizar atajos que violan los principios de integridad) en nuestro desarrollo. Por este motivo le aconsejo que busque el “escudero mentor” que Dios tiene para usted, y comience a desarrollar una relación de confianza que permite que usted reciba de esa persona y a la vez que tenga realmente la confianza necesaria para hablarle la verdad en amor.

El compromiso de tiempo entre un mentor y el mentoreado es de un acuerdo mutuo, pero si realmente desea aprovechar al máximo esa relación, debe entender que un buen mentor va a mirar en la vida privada de su mentoreado porque sabe que los deslices personales son los impedimentos de un desarrollo íntegro a una mejor persona y por ende, mayor y mejor fruto en la vida. A continuación dejo unos consejos para ambos, el escudero mentor y el mentoreado.

Pónganse de acuerdo con el tiempo de inversión y utilicen sabiamente ese tiempo enfocándose en el objetivo de su tiempo compartido. Pueden ser 15 minutos mensuales y ser súper efectivos si se sabe aprovechar bien la relación.
Hagan una evaluación en conjunto de lo que usted como mentoreado está necesitando y las áreas donde desea crecer, cambiar y fortalecer.
Involucre a Dios en esa relación. No estamos moldeando al otro a “nuestra imagen” sino más bien facilitando las herramientas para que la imagen interior de Cristo pueda surgir sin limitaciones en el mentoreado.
Establezcan unas pocas metas que les permitan medir la efectividad de la relación y asegurar que sigan enfocados en el objetivo.
Pongan un tiempo de inicio y de finalización para obligarles a usar bien el momento que compartan. Si se comprometen a 6 meses, después pueden extender ese tiempo si los dos están de acuerdo.
Asuman la responsabilidad total por sus propias vidas. Tanto el “escudero mentor” y el mentoreado tienen la responsabilidad de vivir sus propias vidas acorde a la Palabra, manifestar el fruto de un hijo de Dios y ser responsables por sus roles en esa relación. El “escudero mentor” no es responsable por los cambios en la otra persona pero sí es responsable de facilitarle lo mejor para que él o ella tenga lo necesario para seguir avanzando.

Dios ha marcado reiteradas veces en la Palabra cómo los mayores deben instruir a los más jóvenes (personas con menos experiencia). Muchas veces esa relación ha sido ignorada en la actualidad debido al compromiso del mismo como también por los abusos de autoridad en el pasado. Ninguno de estos motivos es justificación para no aprovechar y comprometerse en una relación con un escudero mentor. Tiene la unción para acelerar lo que Dios tiene para su vida y a la vez recibir por impartición cosas que no tuvieron que “trabajar” por ellas sino recibirlas, aplicarlas y ejercitarse en ellas bajo la guía y cuidado amoroso de un escudero mentor. Anhelo que pueda descubrir un hombre o una mujer de Dios que está dispuesto a crecer junto a usted y “dar de gracia lo que de gracia haya recibido”-

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